El miércoles por la tarde, el flamante intendente de Morón juró en el Concejo Deliberante para luego brindar un discurso en la plaza municipal ante funcionarios, militantes y vecinos. El estado en que encontró el municipio y los desafíos que vienen.
Pasadas las 18 horas de este miércoles, el intendente Lucas Ghi realizó la jura en el Concejo Deliberante ante los concejales, para luego dirigirse al gran escenario montado en la plaza municipal donde brindó un sentido discurso para todos los presentes.
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En primer término, Ghi se refirió al estado de situación encontrando: “Quiero contarles cómo nos encontramos en este momento en
Y agregó: “Para ponerle un parámetro, el presupuesto aprobado este año será de alrededor de 4800 millones de pesos. Es un volumen de dinero extremadamente significativo. Contarles que hay un proveedor que tiene deudas por 600 millones de pesos. Si a ese le sumamos las acreencias de otros, por ejemplo muchos que discontinuaron la entrega de insumos críticos para el hospital, fruto de lo cual el nosocomio está en un estado de parálisis, ahí llegamos a esta cifra escandalosa de 1000 millones de pesos. La situación es realmente compleja”.
“El Hospital Municipal está colapsado y no cuenta en su farmacia con los insumos más críticos para llevar adelante prácticas elementales y
Ghi, habló del trabajo que se viene y el equipo que lo acompaña: “Pero no vengo acá a poner excusas ni asumir un rol victimizante. Pero nos corresponde como ciudad poder compartir brevemente con algunas cifras el estado de situación fiscal y presupuestaria de Morón. Pero así como les digo esto,
El intendente de Morón, destacó la creación de la “Agenda de Compromiso”: “Se vertebra con los siguientes elementos: Seguridad Alimentaria; Emergencia Sanitaria; Emergencia Educativa; Emergencia Productiva, Comercial y Laboral. Primer imperativo que nos obliga es que las 2500 familias que hoy están bajo la línea de indigencia, el pueblo de Morón los va a rescatar, les va a dar dignidad y va a volver a garantizarle que van a comer todos los días en sus casas. La mesa familiar no es el privilegio de unos pocos, es el derecho del conjunto y nadie puede permanecer indiferente ante el flagelo del hambre”.