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Kicillof, Massa y Máximo Kirchner en un ajedrez político sin fin

El peronismo de la provincia de Buenos Aires se encuentra en uno de sus momentos de mayor tensión reciente. La disputa de poder entre Axel Kicillof, Sergio Massa y Máximo Kirchner ha aflorado justo cuando la gobernabilidad y el manejo del presupuesto provincial requieren pacto y acuerdos urgentes.

Por Mauro Cerielli

El detonante: presupuesto, endeudamiento y poder partidario

El nudo del conflicto se centra en el debate del presupuesto provincial y en un pedido de endeudamiento que la Provincia necesita para sostener obras y programas en medio de un ajuste nacional. Kicillof insiste en que esos fondos son imprescindibles para garantizar gobernabilidad. Desde el massismo, en cambio, plantean que no dan «un cheque en blanco» sin garantía de reparto de poder.

Al mismo tiempo, Máximo Kirchner —que preside el Partido Justicialista‑PJ Bonaerense— tiene un lugar crítico: controla buena parte de la estructura partidaria y los intendentes, lo que lo transforma en actor clave del armado electoral. Su silencio público, lejos de calmar el escenario, alimenta versiones sobre una posible renuncia o relevo al frente del partido.

Incredulidad, unidad aparente y tensión real

Desde el entorno de Kicillof se dice que el gobernador “no comprende el nivel de resistencia interna que enfrenta”. Su gestión, aseguran, trabaja día a día con el impacto del ajuste, pero el clima político interno lo desafía.

Por su parte, el massismo adopta una postura calculada: dirigentes cercanos a Massa aclaran que “no habrá acompañamiento automático” en la Legislatura a menos que exista una hoja de ruta conjunta y reparto territorial.

Mientras tanto, dentro del PJ bonaerense, Máximo Kirchner enfrenta cuestionamientos: algunos lo critican por la pérdida de capacidad de orden partidario ante la crisis, otros lo respaldan como único dirigente con volumen para evitar una fractura mayor. Su definición sobre continuar al frente del partido aparece como clave.

Los intendentes y la gobernabilidad en juego

Los intendentes bonaerenses —clave para la operativa política y electoral provincial— siguen el conflicto con preocupación. Para muchos jefes comunales, lo que está en juego va más allá de nombres: implica obras, financiamiento, coordinación provincial-municipal. Por eso hacen fuerza en silencio para que dirigentes y sectores alcancen un entendimiento antes de que la interna derive en crisis institucional.

Calendario y riesgos

Se avecinan fechas críticas: el 26 de noviembre, una sesión clave en la Legislatura bonaerense; el 10 de diciembre, recambio legislativo. En ese contexto, la disputa interna podría convertirse en factor de riesgo para la gestión del oficialismo en Buenos Aires.

La consigna de “unidad” en el peronismo bonaerense está sobre el mantel, pero la mesa tiene varios platos por servir: reparto del poder partidario, aprobación del presupuesto, definición de apoderados y candidaturas.

En ese tablero, Kicillof, Massa y Máximo Kirchner juegan con piezas distintas: uno en la gobernabilidad, otro en la territorialidad y otro en la estructura partidaria. Hasta ahora, ninguno parece dispuesto a ceder sin garantías. Y en el medio, el PJ bonaerense vive su momento definitorio.

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