Luego del segundo ataque en menos de una semana a un depósito de vacunas en la provincia, el Ministerio de Salud bonaerense está en alerta máxima y trabaja en un esquema para mejorar la seguridad de la logística y almacenamiento.
Descartan de raíz que se trate de una acción coordinada, y desligan a los intendentes, pese a que llamativamente ambos episodios ocurrieron en municipios donde gobierna Juntos por el Cambio. También descartan que se trate de disputas políticas, como sugirió el Secretario General del Sindicato de Trabajadores de Olavarría, José Stuppia.
“No hay ninguna duda de que son grupos aislados motivados por cuestiones ideológicas o delictivas, no se sabe. Quizás creen que pueden robarlas y venderlas. No se nos pasaba por la cabeza que haya alguien con la idea de ir a romper las vacunas. Robarlas sí, era una de las hipótesis, pero que vaya alguien a sabotearlas era algo impensado”, aseguraron desde el Ministerio de Salud.
Desde el Ministerio reconocieron que varios intendentes se comunicaron para consultar sobre posibles medidas. Por ese motivo, a las reuniones ya pautadas para coordinar la siguiente etapa de la campaña de vacunación, que comenzará a fines de enero, se le sumará el tema de la seguridad. “Se está pensando todo un esquema de seguridad. Ahora va a haber reuniones con intendentes para ir ajustando todo esto”, confirmaron desde el Ministerio.
En la primera entrega de vacunas que realizó la Provincia a los diferentes municipios, se envió un lote de 450 dosis por hospital, de las 123.000 que se entregarán en total. La segunda etapa será mucho más compleja: las dosis repartidas serán millones, y deberán mantenerse a -18ºC en todo momento. Con la entrega de lotes completos de miles de dosis, un sabotaje podría ser catastrófico para la vacunación en cada distrito.