Carlos Bianco manifestó que hace días trabajan en conjunto con los 135 municipios sobre las fiestas clandestinas, y para dar una solución al desborde anunció que habrá protocolos para los boliches, donde se permitirá un aforo del 30% con hasta 200 personas.
En una nueva conferencia sobre la situación epidemiológica bonaerense, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, y el ministro de Salud, Daniel Gollan, anunciaron la habilitación de boliches para terminar con las fiestas clandestinas. El jefe de Ministros manifestó que hace días trabajan en conjunto con los 135 municipios sobre esta problemática, y para dar una solución al desborde anunció que habrá protocolos para las discotecas, donde se permitirá un aforo del 30% con hasta 200 personas.
Para llevar adelante la medida, las autoridades bonaerenses explicaron que habrá controles conjuntos entre la Provincia y las comunas. La medida dispuesta por el gobierno provincial también alcanza a los salones de fiestas. «Seguimos teniendo los elementos para dar un paso atrás si vemos cierto peligro, usarlos significa poner restricciones, no queremos llegar a eso por eso llamamos a la responsabilidad de los bonaerenses», expresó Bianco durante su presentación.
Cabe recordar que las fiestas clandestinas, que se desarrollan en toda la Provincia, son un verdadero dolor de cabeza para el Ejecutivo provincial. El caso más extremo se dio en la ciudad de La Plata, donde hubo acusaciones cruzadas con la Comuna. La semana pasada desde el gobierno del Intendente Julio Garro, de Juntos por el Cambio, reclamaron a Sergio Berni la vuelta de la mesa de coordinación conjunta de Seguridad que fue desmantelada por el Ministerio de Seguridad.
Luego de las quejas del municipio, el Director Provincial para la Gestión de la Seguridad Privada del ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Montero salió al cruce de los cuestionamientos. El funcionario aseguró que encabezó un «operativo de saturación» en la ciudad con 300 efectivos entre infantería e inspectores. Y señaló que fue «sin medir, ni discutir, ni cuestionar la gestión municipal, que parece estar más atenta a reclamar que a resolver problemas».