El ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, mantuvo un ida y vuelta con Soledad Acuña por el uso de barbijo en las aulas.

A pocos días del comienzo de las clases en la provincia de Buenos Aires, el ministro de Salud bonaerense Nicolás Kreplak cuestionó a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, por sus declaraciones sobre el uso de barbijos dentro del aula.

“El tapabocas no permite que los chicos puedan hablar ni leer en voz alta de forma correcta. Oculta la expresión, y la expresión facial es lo que permite la comprensión de los fonemas”, dijo Acuña, quien levantó la obligación de utilizar tapaboca en las primarias porteñas.

“Sabemos que para aprender a leer, a escribir, los chicos necesitan poder entender los fonemas, las palabras”, justificó la Ministra, quien hace varios meses anticipaba la idea de quitar el uso de tapabocas.

Kreplak salió al cruce y aseguró en una entrevista con Radio 10 que “es mentira lo que dice. Es grave, peligroso y preocupa a las familias”. Hace unas semanas no sólo había manifestado la importancia de utilizar barbijos, sino que además pidió que “sean de buena calidad” para prevenir el Covid-19.

En las últimas horas, en la conferencia de prensa de verano, el Ministro de Salud bonaerense aseguró que terminaron de consensuar los protocolos junto a la Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE), y los sindicatos.

En ese sentido, señaló que en la provincia de Buenos Aires habrá tres pilares centrales para evitar contagios de coronavirus. “Ventilación, y para eso compramos medidores de dióxido de carbono; barbijos, que también proporcionaremos para que sean de calidad; y vacunación, que la estaremos haciendo escuela por escuela”.

La réplica de Soledad Acuña

Luego de las declaraciones de Kreplak, la ministra de Educación porteña volvió a contestar. “Tenemos evidencias concretas y evaluamos desde el 2020 cómo es el impacto de la pandemia en las escuelas. Hay miles de hojas escritas sobre el aprendizaje y la importancia de la fonética”, respondió.

E insistió en que “el barbijo reduce el sonido y no permite ver la modulación propia del alumno ni de sus pares. Esto afecta el proceso de aprendizaje. Más allá de la ciencia, cualquiera que entre a un aula y escuche a un niño leyendo en voz alta se va a dar cuenta”.