El jefe del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Horacio Rodríguez Larreta, encabezó la apertura de sesiones de la Legislatura porteña con un mensaje a tono con su precandidatura presidencial, mientras enfrenta su último año de gestión local.

En su discurso de apertura de sesiones, Larreta hizo un balance de la gestión del gobierno del PRO en CABA, que comenzó con Mauricio Macri en 2007, y continuó con sus dos mandatos desde 2015. De esta manera, el jefe de Gobierno porteño se presentó como parte del legado del expresidente, a quien le dedicó varios guiños.

Además de agradecerle a Mauricio Macri, Larreta también convocó a un grupo de vecinos “en representación de los tres millones de porteños” a quienes, según él, su gestión les mejoró “la vida” ya que tuvo como principal objetivo apuntar al “bienestar de los vecinos”.

En esta apertura de sesiones, Larreta señaló su trabajo “junto a los chicos y los docentes para defender la educación, junto a las familias para que puedan vivir seguras, junto a los sectores productivos para que puedan trabajar más, y junto a cada persona para que pueda soñar con un futuro mejor”.

Por supuesto que Larreta, en la apertura de sesiones, también dedicó parte de su discurso para exponer su proyecto presidencial. De esta manera, el precandidato diagnosticó que la “grieta” es la causa principal de los problemas del país, apuntando contra el oficialismo como a su competidor interno, el sector de los “halcones” de Juntos por el Cambio (JxC).

“Cada gobierno que asume deshace todo lo que hizo el anterior y nunca se resuelven los problemas de fondo, que nos terminan llevando a una crisis peor que la anterior. Esto es así porque la única constante en esta historia es la división”, señaló Larreta.

De esa manera, Larreta hizo referencia a la grave situación social de la Argentina y señaló que “hay que cortarla” con la grieta porque “hoy casi el 40% de los argentinos son pobres, casi 4 millones de personas trabajan en la informalidad y miles de chicos no terminan en tiempo y forma la escuela”.

A pesar de comenzar su discurso apelando a “luchar” por la Argentina, Larreta tuvo como uno de sus ejes la reducción del Estado, por lo que sostuvo que es necesario “terminar con el déficit fiscal, bajar impuestos y dar batalla a fondo contra la inflación”, de manera que reivindicó el “camino” que marcó la gestión presidencial de Macri.

Asimismo, Larreta hizo hincapié en la seguridad, en consecuencia, resaltó que “los argentinos se acostumbraron a que lo normal es vivir con miedo” a lo que contrapuso las medidas de la gestión del PRO en CABA, como la creación de la Policía Metropolitana, e insistió con “la necesidad del uso de las pistolas Taser en la Ciudad”.

De paso, el jefe de Gobierno porteño usó la apertura de sesiones para meterse en la discusión nacional con la “crisis de seguridad sin precedentes” en Rosario, y también acusó de “violentos” que amenazan “la soberanía en la Patagonia” a los mapuches que reclaman tierras ancestrales.

En el marco de la apertura de sesiones legislativas porteñas, Larreta también aprovechó para esbozar su plan de política exterior, reiteró su “absoluto repudio al accionar ruso” en Ucrania y consideró debería mirar al mundo “como una oportunidad” para lograr un “shock de confianza internacional que recupere nuestra credibilidad rápidamente”.

Por eso mismo, el dirigente de Juntos por el Cambio rechazó las alianzas del Frente de Todos en Latinoamérica y señaló que el país tiene que “volver a sentar una posición clara respecto a la defensa de la democracia y los derechos humanos en América Latina, rechazando contundentemente a las dictaduras en la región”.

Respecto a la situación económica en los barrios populares, Rodríguez Larreta apuntó que “los planes sociales no funcionan y no ayudan a terminar con la pobreza”, y caracterizó a las medidas paliativas como un “modelo de asistencialismo crónico que genera dependencia”.

Otro de los ejes en el discurso de Larreta en la apertura de sesiones porteña, fue la educación, en el que reivindicó haber lanzado “el plan más ambicioso de obras educativas, que lleva construidas más de 100 escuelas en 15 años” y señaló que la Ciudad de Buenos Aires fue “el primer distrito del país en volver a las aulas para que los chicos tengan 192 días de clase”.