El gobierno bonaerense buscará aprobar el Presupuesto 2018 antes del recambio legislativo, apostando a que un triunfo el 22 de octubre le otorgue legitimidad para avanzar sin demasiados cuestionamientos.
La estrategia, discutida por estas horas en despachos legislativos y gubernamentales, es tratar y aprobar la “Ley de leyes” durante el mes de noviembre, una vez pasadas las elecciones y antes de que se renueven la mitad de Diputados y Senadores.
Si bien después del 10 de diciembre el oficialismo tendrá una posición más holgada en ambas cámaras, su intención es agilizar el trámite para evitar dilaciones a causa de los naturales “acomodamientos” que ocurren tras la asunción de nuevos legisladores.
Ocurre que quienes tomen posesión de sus bancas a fines de año se sumarán con el debate ya comenzado, lo que demoraría el tratamiento del proyecto.
Con el plazo de presentación vencido el 31 de agosto, el Ejecutivo provincial pidió una prórroga para la presentación del Presupuesto.
Lo hizo con un argumento técnico: recién Nación entregó sus proyecciones para el próximo año, datos que son esenciales para elaborar la pauta bonaerense.
En ese marco, el gobierno podría ingresar el proyecto después de las elecciones de octubre. Actualmente trabaja para afinar el detalle de los gastos de cada ministerio, siguiendo la premisa de la gobernadora Vidal de “bajar el gasto de la política”.
En tanto, los técnicos del Ministerio de Economía y de ARBA siguen con atención el debate sobre el nuevo Pacto Fiscal entre Nación y las provincias, que podría fijar metas impositivas y hasta impediría tomar deuda más allá de ciertos niveles.
En ese marco, se espera una reducción gradual de la presión impositiva, sobre todo de Ingresos Brutos, a partir de acuerdos con sectores productivos puntuales, tal como ocurrió este año. No obstante, la reforma no movería el amperímetro, y depende del nivel de gastos que se consensúe entre los ministerios, para evitar el déficit.