Javier Milei promete no da marcha atrás con el objetivo del equilibrio fiscal, pero acusa recibo de la derrota bonaerense. Señales en medio de la crisis. El mercado solo mira al dólar y los bonos. Un artículo y los nuevos conflictos que vienen.
No hubo vuelta atrás contundente en ninguna medida que se haya tomado hasta ahora, pero si un reconocimiento velado y discreto de alguno de los errores cometidos sobre todo en materia política. El Javier Milei que habló para presentar el proyecto de Presupuesto 2026 tuvo algunas diferencias con el que se conoce desde la campaña presidencial del 2023. Esas diferencias son los rastros más evidentes de las consecuencias que dejó la derrota bonaerense del 7 de septiembre y la prueba del temor que se instaló en el oficialismo a no poder dar vuelta ese resultado en las elecciones de octubre.
Milei eligió moderar el tono, hablar de cooperación en lugar de lucha y ecualizar gastos dentro de la distribución presupuestaria para intentar atender específicamente cada uno de los frentes en los que sufrió un impacto en el Congreso con el rechazo a sus vetos. Esa fue, quizás, la medida más precisa del temor que rodea al oficialismo en estos días de acusaciones, rupturas, internas e investigaciones que rodean a la Casa Rosada.
Dentro de toda la defensa la gestión que hizo el presidente en su mensaje con la ratificación del superávit fiscal como la única herramienta y objetivo para superar la crisis hubo un párrafo dedicado a apagar el incendio que se vio en las últimas semanas. Así, Milei anunció partidas por $4,8 billones para las Universidades Nacionales, una suba en jubilaciones de 5 puntos por encima de la inflación, de 17% en salud para calmar las protestas en el Hospital Garrahan, también por encima de la evolución del IPC. El mismo esquema repitió para la educación con 8% por encima de la inflación y otro 5% para discapacidad, haciendo foco en las pensiones para ese sector.
Fue el tramo para rápido y concreto del mensaje, casi como si se tratara de un trago amargo en un reconocimiento que el gobierno hace en medio de su crisis y todo, obviamente, con impacto desde el 1 de enero de 2026, si es que el Presupuesto 2026 se convierte en ley en el Congreso.
La pregunta entonces quedó flotando y casi como una previa a la sentencia que cada sector de la Argentina tendrá desde hoy sobre esos anuncios: ¿alcanzan esos anuncios y la promesa de continuar el camino del equilibrio fiscal para cambiar el pesado ambiente que rodeó al mercado y parte de la sociedad en los últimos tiempos?
Algunos de los involucrados en los anuncios ya dieron su veredicto, como la Universidad de Buenos Aires que salió a aclarar que ese presupuesto de $4,8 billones no alcanza para recuperar lo perdido en los dos últimos años. Una respuesta así era previsible, aunque resta saber cómo continuarán esas partidas cuando arranque el debate del presupuesto en el Congreso.
Otro dato clave será la reacción del campo, que ya viene reclamando una baja de retenciones y ahora verá que en el proyecto del Presupuesto 2026 se incorporó una proyección de crecimiento de 22,8 % de la recaudación a través de ese impuesto.
El mercado tendrá hoy su primer round de reacción a los anuncios. Hace semanas que el mercado del dólar viene recalentándose con choques continuos cerca del techo de la banda con la inmediata aparición de ventas para calmarlo, pero sobre todo con temor a la curva de precios de los bonos en dólares que ayer volvieron a caer llevando el Riesgo País a niveles cercanos a 1.140 puntos básicos.
En esos términos, el mercado ve una «competencia» entre los dólares que cree se utilizan para intervenir y moderar el billete y los que deben ir a cancelar vencimientos de deuda. Con la falta de dólares, esa es la puja que hoy le pone temperatura al mundo financiero.
El número clave para el mercado no está en el gasto total de la Argentina sino en la forma en que se organizó el cálculo presupuestario. El Presupuesto 2026 esta confeccionado, desde el punto de vista fiscal, con una técnica totalmente opuesta a la utilizada en los proyectos anteriores. En este caso se proyectó un superávit primario de 1,5 puntos del PBI y a partir de eso se ajustó hacia abajo la distribución de las partidas. Al FMI se le había prometido en el acuerdo un superávit primario de 2,2 puntos del producto en el último acuerdo firmado, aunque la diferencia no parece destinada a hacer ruido en el mercado.
Por eso será esencial seguir de cerca la pelea y el debate en el Congreso a la hora de conocer a quienes le tocó la motosierra más afilada y sobre todo con los gobernadores. Es decir, de esto dependerá que el Presupuesto 2026 se pueda cumplir o no, con la consiguiente suerte que tendrán todas las proyecciones macro incorporadas.
El proyecto de presupuesto contiene, además, de acuerdo a los anuncios del Gobierno un intento por volver a la estrategia de facilitar que los «dólares del colchón» salgan a la luz y circulen para reactivar la economía. Así, se introduce nuevamente la presunción de inocencia fiscal que es precisamente la garantía que nunca se aprobó en el Congreso para que quienes saquen sus dólares no declarados queden afuera del radar del ARCA.
Todo ese esquema viene acompañado de recortes que se irán conociendo a medida que se analice la distribución en las partidas, pero hay un punto que quedó en evidencia cuando se presentó el texto de la Ley de Presupuesto 2026 que ingresó el lunes por la noche a Diputados: el artículo 30 promete desatar nuevas batallas en sectores donde la motosierra ya había comenzado a operar, sobre todo con la eliminación de fondos fiduciarios que hicieron las mieles al financiamiento político desde hace años.
Allí se dispone, por ejemplo, que se deroga la cláusula que en la Ley 26.075, de Financiamiento Educativo, dispuso que el presupuesto consolidado del Estado Nacional, las Provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires destinado exclusivamente a educación, no será inferior al 6% del Producto Interno Bruto.
También se deroga allí el aporte de 1% del PBI para financiamiento de Ciencia y Tecnología con un esquema incremental que comenzó con 0,28 del producto en el 2021 hasta llegar a esa meta en el 2031.
El Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional también sufre la eliminación del financiamiento adicional que se había fijado en 0,2% del total de los Ingresos Corrientes previstos en el Presupuesto Anual Consolidado para el Sector Público Nacional.
Finalmente, y en el mismo artículo, se elimina el financiamiento para el Fondo Nacional de la Defensa que insume, hasta ahora, el 0,8% también de los Ingresos Corrientes del presupuesto. La eliminación del Fondef, en sí mismo, es uno de los objetivos centrales dentro de la reforma de los fondos fiduciarios que el Gobierno intenta llevar a cabo desde la asunción de Javier Milei, pero que hasta ahora tuvo suerte dispar.
El Gobierno asume así nuevas batallas que animarán con seguridad los debates desde ahora hasta la campaña y más allá cuando se intente aprobar el proyecto de Presupuesto. Hoy será un día clave para el país: el dictamen del mercado estará seguramente por encima de los ruidos que provoque cada sector beneficiado o perjudicado con el recorte o incremento de partidas, con un interrogante sigue siendo el mismo: ¿alcanza todo esto para restaurar la confianza?