El ex jefe de gobierno porteño asistió a un acto organizado por el intendente de Tigre; acelera las conversaciones con el exgobernador de Córdoba para gestar un frente opositor junto a radicales y peronistas no kirchneristas.
Horacio Rodríguez Larreta intenta resurgir con vistas a las elecciones legislativas de 2025. Si bien cultiva un bajo perfil y está corrido de la vida interna de Pro, el partido que conduce Mauricio Macri, el exjefe de gobierno porteño reapareció este martes en el conurbano bonaerense para participar de una actividad política organizada por el intendente de Tigre, Julio Zamora, ex socio político de Sergio Massa y dirigente de Unión por la Patria.
En medio de la crisis de representación que atraviesan los partidos tradicionales por el inesperado ascenso en el poder de Javier Milei, Larreta intensificó las charlas con dirigentes de diversa extracción que aspiran a gestar un nuevo armado de centro para confrontar ideológicamente con el modelo del Presidente, como Juan Schiaretti, Martín Lousteau, Emilio Monzó, Zamora y el exministro de Desarrollo Social de Alberto Fernández Juan Zabaleta, entre otros. “El límite son los kirchneristas”, afirman cerca del exjefe de gobierno porteño.
A pesar de que prefiere esquivar las fotos con dirigentes –cree que fue un error de su estrategia de campaña para las PASO–, Larreta volvió a cruzar la General Paz para concurrir a un nuevo encuentro del ciclo de charlas sobre Ciudades Futuras, que se realizó en el Museo de Arte Tigre. Allí, compartió panel con Zamora, el empresario Eduardo Costantini y el presidente de la Cámara de Desarrolladores de Tigre, Martín Palma. A lo largo de la charla, que giró en torno al “urbanismo”, Larreta ratificó sus diferencias con la visión anarcocapitalista que profesa Milei desde la cúpula del poder nacional, aunque no mencionó al Presidente. Durante su intervención, el excandidato presidencial remarcó que “el rol del Estado es fundamental” para “alinear los incentivos” para el sector privado.
En la primera edición de Ciudades Futuras habían participado los diputados nacionales Facundo Manes (UCR) y Florencio Randazzo (Hacemos Federal), dos dirigentes moderados que se encuadran en la oposición no kirchnerista y con los que Zamora intenta tender puentes. Sin ataduras –su vínculo con Massa quedó quebrado por la interna con Malena Galmarini y está distanciado de Máximo Kirchner–, teje con sigilo para arrimar dirigentes de “la avenida del medio”, que no comulgan con los extremos del mileísmo ni el kirchnerismo. Por caso, la semana pasada se vio con Schiaretti y hoy estuvo con Larreta, uno de los promotores de la construcción política amplia.
Larreta recibió en su casa a Schiaretti hace unos diez días. Coincidieron en la necesidad de aunar fuerzas y “caminar juntos” en la antesala de las legislativas de 2025. “No hay ninguna decisión de cómo armarlo, pero está la idea de juntar a radicales o peronistas que tengan la misma visión”, afirman fuentes cercanas a Larreta.
En el entorno del ex jefe de gobierno porteño relativizan el efecto político de su irrupción en Tigre, el distrito que Massa usó como trampolín para pelear por el premio mayor. Aseguran que aceptó la invitación porque lo motivaba disertar sobre el “urbanismo” y su experiencia de gestión en la Ciudad. Si bien habla esporádicamente con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, el ex jefe de gobierno porteño descarta un acercamiento al kirchnerismo. “Las últimas veces que hablaron lo notó ideologizado, como siempre”, cuenta un interlocutor habitual de Larreta.
Por estos días, Kicillof padece el “fuego amigo” de La Cámpora por exhibir cierta autonomía frente al liderazgo de Cristina Kirchner. Larreta atravesó un proceso similar en Pro cuando intentó despegarse de Macri para cimentar su proyecto presidencial en 2019.
La relación personal y política de Macri con Larreta se deterioró con estrépito durante los últimos dos años. Volvieron a hablar hace unos meses, cuando el expresidente lo llamó para ofrecerle un lugar en la nueva conducción partidaria. Larreta prefirió quedarse al margen con el argumento de que no comparte la idea de “entregarle el Pro” a Milei. El ex jefe porteño no está de acuerdo con la fusión, una opción descartada por Macri, con un “cogobierno” ni con la conformación de una coalición electoral con los libertarios. “Pro nunca apoyó populismos ni de izquierda ni de derecha”, repiten cerca suyo.
Larreta mantiene su vocación centrista. Quienes lo acompañan en el llano aseguran que preserva el canal de diálogo con Lousteau, jefe de la UCR y uno de sus principales socios políticos en la campaña presidencial de 2023. También retomó sus contactos con Monzó, quien había apoyado a Bullrich en la contienda interna de JxC, y cerró filas con Schiaretti. Pese al enojo que le provocó a Jorge Macri, su sucesor en la Ciudad, no interrumpió sus reuniones con vecinos. ¿Piensa en ser candidato en 2025 en el territorio porteño como parte de un frente electoral anti-Milei? Larreta prefiere postergar las definiciones a la espera de que se reconfigure el nuevo mapa político. Considera que el armado de los próximos comicios responderá a la situación de cada distrito. Por ahora, asegura que se enfoca en la agenda del Movimiento al Desarrollo (MAD), un espacio de debate que aspira a usar como plataforma para reinsertarse.
Si bien no se ubica en la vereda de la resistencia, el ex jefe de gobierno porteño apuesta a un perfil opositor en el Congreso. Por eso, suele discutir los posicionamientos con la senadora Guadalupe Tagliaferri y el diputado Álvaro González, los últimos sobrevivientes del larretismo en la nueva configuración de los bloques de Pro. Tagliaferri y González ya se desmarcaron de sus compañeros de bancada a la hora de votar. El diputado no respaldó el veto de Milei a la ley de movilidad jubilatoria y la senadora votó a favor de la anulación del DNU que incrementaba los fondos reservados para la SIDE o el aumento de los recursos para las universidades nacionales. Por ahora, Tagliaferri no firmó el dictamen para tratar el pliego del controvertido juez Ariel Lijo, uno de los candidatos de Milei para ocupar una banca en la Corte Suprema. Larreta le habría pedido que no firme para no pagar un costo político ante el electorado porteño.