En las últimas semanas se registró un movimiento político de alta lectura estratégica: el presidente Javier Milei y el expresidente y jefe del PRO, Mauricio Macri, volvieron a encontrarse en la residencia presidencial de Olivos y acordaron abrir una mesa de trabajo con vistas a “actuar juntos” una vez transcurridas las elecciones legislativas del 26 de octubre. El gesto pone en evidencia que, después de derrotas y tensiones internas, el Ejecutivo busca afianzar respaldos y el PRO explora cómo incidir en la gestión nacional.
Por Mauro Cerielli
La reunión —de varias horas— tuvo dos ejes: revisar la estrategia electoral de corto plazo y empezar a diseñar una arquitectura de colaboración política y técnica para el gobierno en caso de que Milei necesite consolidar mayor gobernabilidad en el Congreso y en el manejo de la crisis económica. En off, fuentes cercanas a Macri señalaron que la conversación fue “práctica y exigente”: Macri pidió reformas estructurales, énfasis en privatizaciones y cambios de gabinete para mejorar la gestión. Desde la Casa Rosada, describen el encuentro como “constructivo” y con voluntad de “sumar capacidades”.
La conversación llega en un contexto político agitado: el oficialismo sufrió golpes en la Provincia de Buenos Aires semanas atrás y, además, ancló una crisis por la aparición de transferencias vinculadas a uno de sus candidatos —José Luis Espert—, que terminó renunciando a la candidatura ante la magnitud del escándalo. Ese hecho aceleró la búsqueda de aliados y reacomodos tácticos dentro de la coalición, y está detrás del apresuramiento por sellar una sintonía con el PRO.
Qué se especula que puede aportar el PRO
1. Aporte político en el Congreso: brindar votos y armado legislativo para aprobar iniciativas clave (reformas económicas, marcos regulatorios, privatizaciones). Ese apoyo sería crucial frente a espacios opositores fortalecidos.
2. Recambio o tecnificación de áreas de gestión: Macri y su entorno habrían insinuado la necesidad de “reforzar” algunas carteras con cuadros del PRO o tecnócratas afines para mejorar la ejecución administrativa. Los nombres concretos no trascendieron, pero la oferta de “poner gente” en equipos técnicos figura entre las hipótesis periodísticas.
3. Estrategia de comunicaciones y relación con gobernadores: el PRO podría ayudar a recomponer la relación con los gobernadores y ofrecer un puente hacia sectores moderados que se alejaron del oficialismo.
¿Significa esto entrar en el Ejecutivo ya mismo?
Por ahora no hay anuncios formales de nombramientos concretos. Fuentes en off consultadas por este medio advierten que la fórmula más probable en el corto plazo es una colaboración “por áreas” y con puestos técnicos más que una inundación de cargos políticos. No obstante, la presión interna del PRO para lograr espacios de poder existe: Macri puso sobre la mesa la posibilidad de cambios de gabinete y la necesidad de acelerar privatizaciones y reformas. Si los resultados electorales del 26 de octubre le dieran mejores números al oficialismo, ese escenario de ingreso formal de dirigentes del PRO a cargos ejecutivos sería más plausible.
Riesgos y límites
La alianza táctico-electoral no está exenta de tensiones:
Legitimidad y electorado: parte del electorado de Milei es refractario a viejas estructuras políticas; sumar cuadros del establishment podría generar rechazo en la base.
Costos políticos para el PRO: asociarse estrechamente con un gobierno con altos niveles de conflictividad económica y escándalos puede erosionar la imagen del espacio “amarillo” en distritos clave.
Condiciones internas: Macri ha mostrado que pretende condiciones —privatizaciones, reformas— y no todas las propuestas del Presidente coinciden en ritmo y profundidad con lo que el PRO defiende públicamente.
Tras la elección, la hoja de ruta más probable es una mesa de coordinación política para evaluar números legislativos y ofertas de cooperación técnica puntal (equipos técnicos en ministerios, apoyo en leyes clave). Si el Gobierno sale debilitado de las legislativas, la alianza podrá limitarse a gestos simbólicos y apoyo puntual; si obtiene un mejor resultado, el PRO tendrá mayor capacidad de negociación para ocupar responsabilidades dentro del Ejecutivo. En cualquier caso, lo más inmediato será ver cómo se interpreta el resultado electoral: ahí estará la llave para saber si la reunión en Olivos fue un gesto simbólico o el inicio de una cooperación sostenida.