En diálogo con Infowebnoticias, el concejal del bloque peronista Arturo Jauretche, analizó la compleja coyuntura y proyección del peronismo post electoral. “Por el momento veo muy difícil una unificación”, sentenció. El factor CFK ¿favorece la estrategia electoral de Cambiemos?

¿Es un momento bisagra, clave, para el peronismo?

Sí, porque se consolida el dominio de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires a través de María Eugenia Vidal y en el caso de Tres de Febrero de Diego Valenzuela. Esto va a hacer que todo el peronismo tenga que repensar y recalcular la estrategia que ha llevado hasta ahora y ver cómo encara los próximos años que se presentan muy difíciles para el PJ, Unidad Ciudadana y el Frente Renovador, los grandes perdedores de la elección general venidera y lo que creo que va a suceder. El peronismo si pretende volver al poder va a tener que hacer un recálculo completo, no sólo de sus premisas políticas, sino también de sus dirigentes, por ejemplo el caso de Cristina Kirchner.

Algunos creen que ha quedado en sus formas, en sus maneras, en su modo de comunicarse fuera de tiempo. Como que no se ha aggiornado al siglo XXI, entre otras cosas.

Como decía Marshall Mcluhan, “el medio es el mensaje”. Yo creo que hubo un intento de aggiornamiento a último momento por ejemplo en la cancha de Arsenal cuando Cristina armó ese escenario 360 con el desfile de las supuestas víctimas del ajuste. Fue un “manotazo” desesperado de utilizar la estética de Cambiemos. Pero me parece que no pasa por ahí por donde tiene que recalcular el peronismo. Sino que tiene que recalcular lo que hizo los últimos 12 años en el poder. Pensar si ese asistencialismo del modo en que los planteó era viable. Si las alianzas estratégicas que armó a nivel continental e internacional fueron las correctas. Obviamente que creo que no, por eso en su momento me he ido del Frente Renovador y hoy estoy trabajando en Cambiemos con muchos otros peronistas que creemos que todas esas estrategias no sólo han sido erradas, sino que han sido nefastas para la realidad argentina.

Disperso como está ¿corre peligro el peronismo? ¿O puede haber una reunificación real? Actualmente uno ve parte del peronismo en el Frente Renovador, parte con Randazzo, otro sector con Cristina y también otra parte del peronismo en Cambiemos.

Yo veo cuatro peronismos también. Por el momento veo muy difícil una unificación porque hay muchos egos, por un lado y por otro lado hay algunos espacios que tienen que definirse si son o no son peronistas. Unidad Ciudadana nos tiene que explicar que hacen compañeros al lado de gente como Sabbatella, Sigal o el hace poco fallecido Patricio Etchegaray. Creo que eso va a llevar un tiempo de profunda reflexión donde se va a tener que permitir que haya nuevos dirigentes con otra cabeza y que el peronismo vuelva a ser el movimiento de masas que fue. Además lo necesita el país. Estratégicamente a Cambiemos le puede parecer conveniente la derrota del peronismo y que Cristina conduzca un sector importante del peronismo. Pero para la salud del país lo que más se necesita es un peronismo moderno que sea un interlocutor eficaz a la hora de planificar políticas y estrategias nacionales. En este momento, aún con el mejor resultado posible Cambiemos apenas llega al tercio en Cámara de Diputados y Senadores, también en los concejos deliberantes. Cambiemos necesita el consenso con el resto de las fuerzas para poder establecer políticas de Estado.

¿Cristina es el factor más preponderante que existe en la actualidad para evitar la reunificación del peronismo? Por eso para Cambiemos es interesante que ella esté “en la cancha”.

Desde el punto de vista tacticista es obvio que a Cambiemos lo ha favorecido enormemente la presencia de Cristina. Desde el punto de vista del peronismo ha sido la debacle. Gracias a Cristina vinieron los fraccionamientos, ya antes del 2015. Recordemos que el Frente Renovador nace en 2013 como una respuesta al kirchnerismo y logra el 43% de los votos en la provincia de Buenos Aires. Cristina es el elemento negativo dentro del peronismo que impide, por un lado el crecimiento de nuevos dirigentes y por el otro, una charla racional con el oficialismo.