Los ladrones atacaron por la noche. Rompieron la puerta, tiraron una heladera y se llevaron dinero. «La sensación es de vulnerabilidad», aseguró el dueño.
Un inesperado hecho ocurrió en un kiosco ubicado frente al Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, que tiene varias garitas en sus alrededores y en las que personal policial debería montar guardias pero no siempre sucede. A pesar de la sensación de omnipresencia policial que da el edificio que ocupa toda la manzana entre las calles 2, 3, 51 y 53, en la noche del miércoles varios ladrones destrozaron la vidriera del local, derribaron una heladera y se llevaron un celular y el dinero que había en la caja registradora.
Según pudo saber el dueño del comercio, Javier Málaga, de 60 años, el robo ocurrió a las 22, cuando ya había cerrado y, por lo que pudo observar a partir de las cámaras de seguridad de la zona, fueron entre cuatro y cinco los delincuentes que, tras el asalto, huyeron en dirección al Bosque.
Los ladrones rompieron el vidrio del frente a patadas, según estimó Málaga en diálogo con el diario El Día, ya que no encontraron piedras en el interior. Una vez dentro tiraron una heladera con bebidas, causando serios destrozos, dañando botellas y mercadería por todo el local. El comerciante indicó que los asaltantes alcanzaron a robar solo un celular, pero la versión de los investigadores es que además escaparon con una suma de entre 5 y 8 mil pesos que había en la caja.»
«Se ve que se pusieron nerviosos porque se activó la alarma y además alguien vio lo que pasaba acá y les gritó para que se fueran. Entonces, huyeron rápido», contó el hombre y detalló que en comparación con lo que robaron, el costo de los destrozos y la mercadería dañada fue mucho mayor y ronda unos 100 mil pesos.
Málaga explicó que en los 25 años que lleva administrando su comercio esta es la segunda vez que le roban. La anterior fue hace dos décadas, un día lluvioso, según recordó. En esta ocasión, sin embargo, reconoció haber quedado más afectado anímicamente. «Nunca pensé que me iba a tocar sufrir un robo, porque estamos frente al Ministerio de Seguridad», afirmó y setenció: «La sensación de uno es de vulnerabilidad».