No hubo críticas altisonantes ni chicanas políticas propias de la campaña electoral. Pero lo cierto es que ayer, en la presentación oficial del proyecto de presupuesto 2018 en la Cámara de Diputados, quedaron expuestas las fuertes diferencias entre el equipo económico del Gobierno y la oposición sobre el perfil del modelo económico que lidera Mauricio Macri y su sustentabilidad a mediano plazo.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, insistió ayer, en la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, que la prioridad del Gobierno es reducir el déficit fiscal que, según sus proyecciones, bajará del 4,2% al 3,2% del PBI en 2018. Para financiar ese déficit y evitar que se dispare la inflación, se apelará a un mayor endeudamiento: según anticipó el ministro de Finanzas, Luis Caputo, las necesidades de financiamiento serán de 30.000 millones de dólares, es decir, unos $ 500.000 millones.

«Al bajar el déficit también le hacemos lugar al sector privado, porque con el endeudamiento que tomamos para cubrir el déficit liberamos recursos para que puedan ser utilizados por el sector privado», enfatizó Dujovne. Y añadió: «La pauta 3,2 [de déficit fiscal] es crucial en nuestro programa macroeconómico, en pos de una economía más sana y reducción de la pobreza».

Las previsiones

Según las proyecciones, la economía crecerá en un 3,5% en buena parte por la tracción de la inversión que está prevista en 17 puntos del PBI. La inflación se situará en un 15,7% promedio interanual. El Gobierno apuesta a bajar un punto del déficit fiscal y mantener una alta inversión en infraestructura -crecerá al 3,5% del PBI-, por el financiamiento del sector privado y de organismos multilaterales. También priorizará el gasto social, que subirá un 21% (superior al alza promedio del gasto, del 15%). Para sostener este modelo, el endeudamiento se mantendrá en alza.

La oposición marcó varias objeciones. El diputado Diego Bossio (Bloque Justicialista) sostuvo que difícilmente el Gobierno pueda cumplir con la meta de reducción del déficit al 3,2% del PBI porque el Tesoro no contará con los recursos extraordinarios que tuvo este año, como los del blanqueo. Desconfió que haya un «shock de inversiones» como prevé el Gobierno para traccionar la economía, y advirtió que habrá un ajuste en las tarifas de energía y de transporte por la caída en los subsidios.

El diputado Marco Lavagna (Frente Renovador) cuestionó la idea «ortodoxa» del Gobierno de esperar que un aumento en la inversión generará un crecimiento de la economía y el consiguiente efecto derrame sobre la población. Sobre la inflación advirtió que si el Gobierno pretende mantener el ajuste de tarifas, necesariamente deberá preservar altas tasas de interés para contener la inflación. Para Lavagna, el modelo del Gobierno prioriza más lo financiero que lo productivo.

Por su parte, el diputado y ex ministro de Economía Axel Kicillof enfatizó que este es un «presupuesto de ajuste», y dijo que «en 2018 no se contarán los recursos del blanqueo, se girarán más fondos a las provincias por el 15% de la coparticipación que antes se les retenía y ahora se les debe devolver, y habrá más compromisos por el sistema previsional. En lugar de un punto de baja del déficit, el ajuste será del 2,6%». Criticó el ajuste en las tarifas que se vendrá en 2018. «Será del 50%. Van a terminar de hacer el ajuste de [Juan José] Aranguren», cargó y agregó: «A mí me da para electricidad 1400% (de aumento] en Buenos Aires».

Dujovne evitó dar precisiones sobre el ajuste de tarifas, aunque sostuvo que será «considerablemente menor al de 2016 y de 2017». Defendió la pauta del déficit al enfatizar que los recursos del blanqueo que no se percibirán se compensarán con los $ 20.000 millones que provendrán del Banco Nación y los ingresos extraordinarios por el revalúo fiscal. «Empezamos a resolver los problemas que nos generó el actual diputado Kicillof y volvemos a generar inversión, crecimiento y empleo», remató.