Por Adrián Cordara.

Desde el entorno del triunvirato, afirman que en los próximos días se pedirá “la cabeza” de dos funcionarios del gobierno del área económica. Si esto no se da, llegaría la fecha para el paro. Desde los sectores desencantados con la cúpula, hablan de un pacto CGT-Gobierno.

Casi como una ley “grabada en piedra”, siempre que finaliza un liderazgo fuerte prolongado en el tiempo, posteriormente llegarán tiempos tormentosos. El vacío de poder y la lucha por el mismo, genera profundas crisis que muchas veces tardan años en encausarse.

Un claro ejemplo de esto en la actualidad, es lo que sucede con la Asociación del Fútbol Argentino tras la muerte de su polémico presidente durante décadas, Julio Grondona. El otro ejemplo es el de la CGT, que tras la salida de Hugo Moyano en 2016, se comenzó a enrarecer la relación con varios sindicatos.

Desde el mundo gremial, muchos rechazan el triunvirato Schmid-Daer-Acuña y creen que la CGT debería ser conducida nuevamente por un “unicato”. Pero la realidad indica que en la actualidad no hay consenso para que se dé una situación así, por eso, el poder se repartió en tres.

La postura “dialoguista” y “constructiva” del triunvirato de la CGT logró acuerdos con el gobierno nacional en Ganancias y en un Bono de Fin de año “no obligatorio”. Para algunos sectores las conquistas fueron débiles y comenzaron a mirar “de reojo” esa relación a la que observaban como demasiado cercana, en momentos tormentosos para los trabajadores. Para colmo, sobre el final del 2016, hubo foto tras un brindis CGT-Gobierno.

El 2017, en sintonía con el año pasado, comenzó de igual manera con pérdida de empleo y cierre de fábricas como consecuencia el aumento en las tarifas, la apertura de importaciones y la caída del consumo.

La situación de los trabajadores obligó a la CGT a encabezar el multitudinario acto de este martes en Plaza de Mayo. Allí el triunvirato habló de la compleja actualidad y lanzó duras advertencias el gobierno nacional, amenazando con un Paro Nacional. Sin embargo, algunos sectores querían darle forma a esa medida de fuerza y que se defina fecha. Pero eso no sucedió, lo que generó la polémica salida del escenario de los líderes de la CGT y los encontronazos con golpes de puño que son de público conocimiento.

En paralelo, el gabinete del presidente Macri estaba reunido en la Quinta de Olivos. La preocupación del comienzo por la enorme movilización de los trabajadores, se convirtió en algarabía al observar el final del acto con los tumultos y proyectar la influencia que tendría esa imagen en el común de la sociedad. La mesa chica de primer mandatario priorizó los hechos violentos por encima del reclamo de fondo. Otro grosero error de análisis de la realidad. Pero esa es otra historia…

Ahora bien, ¿Por qué la CGT no le puso fecha el paro?

Existen muchas elucubraciones al respecto, pero las más relevantes son dos. La versión de los sectores que se sienten “traicionados” por la cúpula de la Confederación General del Trabajo y la explicación “off the record” que dan desde el entorno del triunvirato.

Los sectores descontentos, dicen que la fecha iba a ser el 30 de marzo pero que sobre la hora se diseño un pacto CGT-Gobierno para que la movilización sirviese como “válvula de escape” para aflojar tensiones, anunciando un paro en el corto plazo pero sin fecha, para que los trabajadores se fueran en paz. Lo primero sucedió, lo segundo lejos estuvo de ocurrir.

Ese pacto, según estos sectores, se dio a través del ministro de Trabajo Jorge Triaca, quien le habría confirmado al triunvirato el millonario cobro de la deuda que el Estado tiene con la CGT respecto a los fondos de las obras sociales.

Desde el entorno de los popes cegetistas, sostienen que no existe ningún tipo de acuerdo y que el no definir fecha de paro responde a una “estrategia política”. La preocupación por la situación económica de la CGT llevaría a que en los próximos días el triunvirato le exigiera al gobierno nacional “la cabeza” de dos funcionarios del área económica. Una sería la del ministro de Producción Francisco Cabrera. La otra, la del secretario de Comercio Miguel Braun.